La gripe

La gripe

La gripe

La gripe, también conocida como "influenza", es una infección viral de las vías respiratorias que es sumamente contagiosa. Aunque afecta a todas las edades, los niños tienden a contraerla con mayor frecuencia que los adultos.

Signos y síntomas

La gripe se confunde a menudo con el resfriado común, pero los síntomas de la gripe suelen ser mucho más intensos que una congestión nasal y los estornudos propios del resfriado. Entre los síntomas de la gripe, que suelen comenzar unos dos días después de la exposición al virus, se incluyen los siguientes:

  • fiebre
  • escalofríos
  • dolor de cabeza
  • molestias musculares
  • mareo
  • pérdida del apetito
  • cansancio
  • tos
  • dolor de garganta
  • moqueo nasal
  • náuseas o vómitos
  • debilidad
  • dolor de oídos
  • diarrea

Los lactantes que contraen la gripe también pueden dar la sensación de estar muy inquietos de forma repentina.

Duración

Tras unos cinco días, la fiebre y los demás síntomas desaparecen, aunque pueden persistir la tos y la debilidad. No obstante, hay que darle importancia, puesto que puede evolucionar a una neumonía y a otras complicaciones que pueden poner en peligro la vida del paciente, sobre todo en bebés, ancianos y personas que padecen problemas de salud de carácter crónico.

Contagio

La gripe es contagiosa, se propaga a través de gotículas (gotitas infectadas por el virus que se expulsan al toser o estornudar). Las personas que contraen la gripe la pueden contagiar desde el día anterior a la aparición de los síntomas y hasta que estos desaparecen (alrededor de una semana).

La vacuna antigripal

La vacuna antigripal anual se recomienda a partir de los seis meses de edad. Se administra entre septiembre y mediados de noviembre, aunque puede disponerse también en otras épocas del año. La vacuna reduce las probabilidades de contraer esta enfermedad durante la temporada de la gripe en hasta un 80%.

Esta vacuna protege contra la infección provocada por los virus gripales que los investigadores consideran más proclives a provocar la infección durante la próxima temporada de la gripe. Aunque la vacuna antigripal no garantiza completamente la protección contra la enfermedad, una persona que ha recibido la vacuna contra la gripe, presentará menos síntomas y serán de carácter más leve.

Otro punto a tener en cuenta es que las personas que se vacunan contra la gripe en un año determinado no están protegidas de contraer la gripe al año siguiente, porque el efecto protector caduca y porque los virus de la gripe cambian constantemente. Por ello, la vacuna antigripal se actualiza cada año para que contenga las cepas de virus gripales más recientes. Por lo tanto, para tener la mejor protección contra la gripe, es importante vacunarse anualmente.

Quienes presentan efectos secundarios después de ponerse la vacuna antigripal pueden manifestar picazón y/o inflamación en el área del pinchazo además de otros efectos secundarios leves, tales como dolor de cabeza y/o febrícula. En algunos casos los virus de la gripe pueden enfermar potencialmente al receptor de la vacuna durante varias semanas y provocarle problemas de salud que podrían requerir hospitalización, sobre todo en niños pequeños y en personas afectadas por enfermedades crónicas. De todos modos, los profesionales de la salud consideran que las ventajas de vacunarse contra las gripe superan con creces los posibles riesgos implicados.

Entre las personas que NO deberían vacunarse contra la gripe, se incluyen las siguientes:

  • Bebés menores de 6 meses
  • Cualquiera que sea severamente alérgica al huevo y/o a sus derivados. (Las personas que padecen alergias leves al huevo pueden ponerse la vacuna, siempre que se la administren en una consulta médica donde que se puedan supervisar los efectos secundarios de la vacuna durante los 30 minutos posteriores a su administración.)
  • Quienes hayan tenido alguna vez una fuerte reacción a la vacuna antigripal.
  • Personas que padezcan el síndrome de Guillain Barré (una afección médica muy poco frecuente que afecta a los sistemas inmunitario y nervioso).
Cómo evitar el contagio

No existe ninguna forma garantizada de impedir el contagio de la gripe, ni siquiera el hecho de vacunarse, pero algunas mediadas higiénicas ayudan a evitarla.

  • Lavarse las manos a conciencia y frecuentemente, utilizando agua y jabón, sobre todo después de toser o estornudar.
  • No recoger nunca pañuelos de papel usados.
  • No compartir nunca vasos, cubiertos, platos y otros utensilios alimentarios.
  • Cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo de papel cuando se estornuda o tose. Si no se dispone de un pañuelo de papel, toser o estornudar sobre el antebrazo, no sobre las manos.
Tratamiento

En la mayoría de los casos de gripe no se necesita ningún tratamiento médico específico. Sin embargo, en personas que padecen enfermedades crónicas (como asma, diabetes y VIH) y los niños menores de 2 años, hay mayor riesgo de complicaciones. Por ello, a los pacientes gravemente enfermos o aquellos que se encuentren en circunstancias médicas especiales, se les puede prescribir un medicamento antiviral para reducir la duración de la enfermedad a uno o dos días y para prevenir posibles complicaciones. Este medicamento sólo es eficaz si se administra durante las primeras 48 horas posteriores al inicio de la gripe.

¿CÓMO ME TRATO LOS SÍNTOMAS?

El paracetamol y el ibuprofeno ayudan a bajar la fiebre, además, los medicamentos de venta libre para el resfriado hacen que los síntomas mejoren. Las pastillas para la garganta aliviaran el dolor de la misma y la tos. Igualmente se necesita descansar mucho, tomar bastantes líquidos y evitar el alcohol y el tabaco.

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