Llega septiembre y los padres estamos enfrascados en la vuelta al trabajo, en los libros que tienen que llevar al colegio nuestros hijos, en si necesitan un chándal nuevo, una mochila, las zapatillas de deporte que se habían roto... Y, sin darnos cuenta, muchas veces dejamos pasar cosas que pasan desapercibidas pero que tienen mucha importancia para la salud de nuestros hijos. Cosas sencillas que tenemos que cuidar.
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Piojos:
Con la vuelta al cole vuelven los piojos que son un problema además de ser muy molestos para los niños. En esta entrada os hablamos de cómo eliminarlos y prevenirlos y os damos varios trucos y consejos.
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Pies:
Los niños vienen de utilizar durante el verano chancletas, sandalias, zapatos abiertos… Y al llegar el cole y volvemos al zapato cerrado y las zapatillas que habíamos olvidado hace tres meses. Pero los pies de los niños durante los 10 primeros años de vida crecen de forma exponencial y los zapatos del curso anterior pueden hacerles daño y, lo que es peor, que pisen mal y el problema se derive a otras partes del cuerpo como las rodillas o la espalda.
Al comenzar el nuevo curso, revisión de zapatos y zapatillas.
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Espalda:
Durante el verano los niños lo más que han cargado es su toalla, el cubo de la playa, y los más aventureros algún día han ayudado con una bolsa de la compra o el soporte de la sombrilla. Y llega el colegio y el primer día les colgamos una mochila llena de libros que pesa casi tanto como ellos.
El peso de la mochila no debe superar el 15% del peso del niño, y mientras la digitalización no llegue a las aulas deberán cargar con el peso. Así que mochilas de doble fijación y reparto de pesos como las de los montañeros, o si no un carrito con el que arrastran el peso sobre unas ruedas en vez de cargarlo sobre sus hombros.
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Ojos:
Las revisiones oculares en los niños deberían hacerse anualmente y la entrada del nuevo curso es un buen momento. Venimos de vivir al aire libre durante unos meses, y ahora también de pasar varias horas al día con los ojos a 30 centímetros de una pantalla, a tener que mirar una pizarra con luz artificial.
A muchos alumnos son sus propios profesores los que les “diagnostican” un defecto en la vista por su comportamiento en clase. Pero a muchos nadie se lo ve y hay estudios que dicen que es un factor relevante en el fracaso escolar (si el niño no ve bien la pizarra y no es consciente de que no ve bien es probable que se pierda bastantes cosas durante bastante tiempo).
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Alimentación:
En verano la alimentación de los niños suele seguir unas pautas menos rigurosas. Las vacaciones, la playa, la búsqueda de relax que trata de evitar conflictos… Es absolutamente normal. Pero al llegar la vuelta al cole hay que volver a la alimentación ordenada y saludable.
Los niños necesitan tener combustible en el cuerpo porque se levantan pronto, tienen que atender en clase muchas horas, jugar con sus amigos, hacer deberes, actividades extraescolares y el sin fin de cosas que hacen los niños de hoy. Por lo que recuperar la buena alimentación es un pilar fundamental para su salud.
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Descanso:
Sucede algo similar que con la alimentación. En verano se relajan las normas, se duerme menos o se duerme diferente, y aunque es algo normal, al llegar al colegio el descanso es la base del bienestar. Un niño cansado no rinde, se evade, se despista, no llega a todo… A la cama prontito y a levantarse con el cuerpo descansado para pegarse un buen desayuno que le aporte fuerza para el día.