Las piscinas son uno de los lugares que más gustan a los niños. Son espacios donde la diversión está garantizada. Suelen estar de vacaciones, pasando más tiempo con sus familiares, disfrutando con los amigos, entran, salen, saltan… Se sienten libres.
Pero las piscinas son lugares con mucho peligro. Solo en España se estima que hay más de 1 millón residenciales y los expertos aseguran que un niño puede ahogarse en menos de 2 minutos y con tan solo 20 centímetros de agua. Si a esto le sumamos las estadísticas que nos indican que el 60% de las víctimas en piscinas eran menores de 6 años y que el 70% de ellas ni sabían nadar ni llevaban elementos de flotación cuando sufrieron el ahogamiento, hace que haya que elevar la precaución y la vigilancia sino queremos tener un disgusto.
Por eso hoy os dejamos una serie de consejos a tener en cuenta si acudimos a la piscina con niños.
1. Bañarse en compañía de un adulto.
Puede parecer una perogrullada, pero es el mejor antídoto y muchos padres lo obvian. El relajado ambiente de la piscina les lleva a ellos también a querer descansar y se olvidan del peligro que corren sus hijos. Si el adulto está delante y atento, el niño no se ahogará.
2. Utilizar elementos de flotación.
Manguitos, chaleco, churros, flotadores… Depende del niño pueden ser necesarios más de uno a la vez. Pero no confiar demasiado en ellos porque no son en absoluto infalibles. El peso del niño, su movimiento, una mala sujeción… Son simplemente un complemento que ayuda.
3. Cuidado con los bordillos.
Los bordillos de las piscinas suelen ser casi siempre resbaladizos y en un instante el niño puede caer al agua sin que el adulto se dé cuenta. Muchas veces incluso cuando el niño no está bañándose sino jugando por sus alrededores.
4. Ceñirse a la zona de baja profundidad.
Los niños deben bañarse siempre en la zona de la piscina donde hacen pie. Pero esto en niños hasta los 6 o 7 años muchas veces no aplica porque ni siquiera ahí llegan a tocar el fondo con la cabeza fuera.
5. Comprobar la profundidad y explicárselo.
Si el niño hace pie en una zona de la piscina, es recomendable entrar con él la primera vez y ayudarle a que entienda y recuerde dónde hace pie y dónde deja de hacerlo para que se mantenga siempre en su lado.
6. No delegues en nadie.
Los padres somos responsables de la seguridad de nuestros hijos, y muchas veces cedemos el testigo a familiares, amigos, socorrista o incluso a amigos mayores, hermanos o primos del niño que no entienden los peligros de la piscina.
7. No dejar juguetes en la piscina.
Al salir de la piscina se deben retirar los juguetes, hinchables y demás material de juego porque los niños pueden meterse a por ellos mientras creemos que están haciendo otra cosa.
8. Darles confianza.
Obviamente aprender a nadar cuanto antes es el mejor consejo, pero si les acostumbramos al agua, poco a poco, para que cojan confianza, en caso de problemas no se dejarán llevar por el pánico y sabrán defenderse mejor.
9. Dominar los primeros auxilios.
Las piscinas públicas y las comunitarias con más de 30 viviendas tienen la obligación de contar con un socorrista, pero hay muchos miles de piscinas que no la tienen, y en caso de ahogamiento que un adulto tenga conocimientos de salvamiento y reanimación pulmonar es un valor añadido muy importante.
10. Cuidado al entrar al agua.
Son de sobra conocidos los temas de los golpes de calor y los cortes de digestión, hay que entrar poco a poco, mojarse los pies, las manos, el cuello la cabeza, el estómago… Pero también es importante que entren y salgan por las escaleras para evitar golpes incluso comprobar el estado de las escaleras que pueden ser resbaladizas y en las de uso privado no se realiza el mantenimiento adecuado.